viernes, 24 de abril de 2009

...II Reflexiörr...

Mucho lapso entre pensar y pensar ha pasado, ya casi ni recuerdo mi pasado, hay veces que en lo virtual me recuerdan cosas que no puedo dilucidar, realmente sufro otra metamorfosis, como Kafka, a veces me siento un verdadero escarabajo que no puede levantarse de su cama, es simplemente una horrenda sensación; además, que siento ahogo, lloro sin lágrimas siquiera, no tengo, parece, vida en mí, de a poco me vuelvo frívolo como una roca, inmóvil, cerrada, eternamente enterrada en el suelo, si tan sólo no pasaran tantas cosas.

Todo tan extraño, creer que caía al principio en el sentimiento de amor por alguien de belleza austral deja ínfima a cualquier criatura, pero un día después otra vez para volver a nacer y partir de cero, y observar nuevas criaturas a mi alrededor. El frío paraje austral ata a sus hijos entre sí, nunca con gente como yo, fea y oscura, rara, excéntrica en los ojos de los demás, y lastimera ante todas las miradas de una sombra en el mar.

Creer que me enamoro de nuevo, pero no de el fugaz destello de la fría belleza austral, sino que de un ser especial, que ha estado a mi lado sin que lo notase siquiera. Y en este fin de semana en especial, resurrección del mal, he extrañado dicha criatura, y ya ese es el indicio fatal de que mi corazón comienza a susurrarme un nombre en mi oído, el de su ser querido, bien espíritu hermoso, que ama lo extraño y oriental al igual que yo en menor medida, y me doy cuenta que, quiero ese ser en mis brazos y dejarme llevar por sus caricias, caricias que me han hecho tiritar y recordar algo que yo creía muerto en el seco olvido de un desierto sin luz...
Me siento tan solo ahora, mi única compañía, por efímera que sea, es sólo un peluche de perrito amistoso, a quien trato como un hijo...

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