miércoles, 18 de agosto de 2010

Para Catalina...

Desde los ojos verdes al vacío del presente...

Hola Catalina,
siento recordarlo una vez más, quizás lo has olvidado, es cruel ironía pero justificada, porque yo no te he olvidado. Han pasado casi dos años en los que no dejo de pensar en lo mal que te hice sentir, te destruí, convertí en piedra tu alma quizás, no lo sé realmente pero todo mal se devuelve en esta vida, y vaya que se ha devuelto.
No malinterpretes esta carta (lamentablemente es un e-mail), no es un "por favor, regresa conmigo", más bien es una disculpa, mi eterno arrepentimiento, han sido dos años que no dejo de pensar en todo lo ocurrido, tonterías y promesas absurdas de alguien quien ni siquiera conocí me hicieron dejarte, fue error mío entonces el haber elegido la decisión incorrecta.
Recuerdo las veces en que me dabas tus cartas, tan hermosas, tan góticas, un estilo único en verdad, no supe apreciar tu gesto tan sincero, fue intenso y se notaba incluso pasados los años, de repente aún te observo cuando me toca hacer trámites en Villa Alemana, pero trato de no ver tus ojos, pues temo a tu profunda mirada, eres la única persona a quien le he tenido miedo por más de dos años.

Como lo he dicho antes, me siento muy arrepentido por haberte hecho sufrir, en verdad tuve la oportunidad de entrar en contacto con alguien quien poseía mi sincronía, esa "oscuridad tierna"; no espero que le hagas caso a este escrito ni siquiera que la respondas, pero hazme saber por lo menos si la has leído siquiera, así al menos podré dejar un poco de atormentarme, últimamente temo por mi vida, y no lo digo en sentido metafórico....
La Universidad no es lo que parece, o al menos lo que tú creías en esa época, ¿Recuerdas cuando me decías que cuando entrara a la universidad, conocería más gente y dejaría? Pues sí conocí más gente, pero son todos iguales, nadie me mira siquiera, ha sido un gran golpe permanecer allí, no me ha ido "tan bien como esperaba" y no soy feliz pues algo en mí me carcome cada día por dentro, tuve la oportunidad de ser y hacer feliz a alguien y lo arruiné. Era inmaduro, "pendejo" (en otras palabras) y sobretodo, soberbio y ciego, no me di cuenta de la joya que tenía frente a mí.

Pienso que ya tendrás quizás otro amor en tu vida, bueno eso no me incumbe, cada quien se hace cargo de su vida como puede, en fin, además lamento no haber ido a "esa audición de violín" que tenías en ese año, de verdad no sabía dónde ni cuando, pero igual la negligencia fue mía, y me arrepiento de eso todos los días, pues amo la música, y en especial los violines en una canción armónica. Es por esa razón de que cada vez que veo un violín, sea en un estuche o en una tienda de instrumentos musicales, te recuerdo.

No sé que más decir, salvo que siempre estaré arrepentido por lo que te hice, hoy escribí esto porque ya no podía más, no podía aguantar más la culpa, además que me encontré con mi pasado cuando te vi en Villa Alemana pues fui a comprar mi capa para hacer mi Práctica Inicial, y me sentí abrumado. Soy un cobarde por no decirte todo esto en la cara, como debería ser, el miedo me consume y no puedo mirarte a los ojos, me aterras niña.
Ruego tu perdón o al menos tu respuesta de todo esto, pues a pesar de haberte dejado siempre te consideré y aún te considero una amiga, especial, tétrica y simplemente única, pero el miedo y seguramente tu rencor me hicieron dejar de pensar en esa posibilidad.

Me despido entonces,
arrepentido y cordialmente,
eternamente tu amigo si quieres,
sin que lo desees quizás.

Daniel E. Arancibia A.


Edit: Adjunté fotos de tu carta, que aún poseo como un tesoro de una época buena y sin tantas responsabilidades como es ahora, y también quisiera decirte, gracias, muchísimas gracias por haberme enviado ese mensaje de texto a mi celular, cuando cumplía mis 18 años el 14 de febrero de 2009.