sábado, 10 de enero de 2009

...Drask'ghellion II...

Chapter II: Despertar e Iluminación

Y así fue, algo horrendo tuve que presenciar ese día, cuando fui a ver a Beste, luego de despedirme de mi zorrito. Al llegar, me percaté que mi amiga dormía sobre un montón de libros extraños sobre la mesa. Me acerqué a ella y la desperté con cuidado para intentar no asustarla, abrió sus pequeños ojos y luego me contempló con serenidad.

- ¿Drali? ¡Llegaste! ¡Me tenías preocupada, pensé que te pasó algo – me decía la dragona, emocionada y luego abrazándome de forma fuerte que casi no me deja respirar.
- ¡Augh! Me estás ahogando… ya ya, si no es para tanto – le dije con alarma, luego me senté a un lado de ella y comencé a preguntarle sobre los numerosos libros que ella poseía sobre la mesa.
- ¿Qué son todos esos libros?
- Pues verás, estuve investigando un poco en la biblioteca que tenemos en el sótano y encontré varios libros que mencionan ese cofre…
- ¿Y? ¿Qué es?
- Bueno, este cofre se declaró como reliquia sagrada de Alexander Andoriuz V, el último rey de Lyrgrux, quien luego de invocar al “Gran Leviatán”, que destruyó la ciudad, convocó al Último Gran Cónclave de Necromancia, donde se dice que establecieron la creación de una especie de “arca o cofre” para resguardar todo el conocimiento del reino, antes de su inminente destrucción, aunque según algunas páginas de Internet, con gran seriedad y veracidad histórica, mencionan que dicho cofre guarda además a una criatura en su interior la cual protege un “portal”, por así decir, hacia un extraño lugar que en los libros se denominaba como el “Zonorizth”, aunque hay mucha controversia, pues se cree que ese “lugar” no es físico, sino que temporal…
- ¿Temporal? ¿A qué te refieres con eso?
- A que quizás no lleva a un lugar, sino más bien a un “tiempo” distinto, a otra época, ¿entiendes?
- Esto ya es demasiado, pienso que no es para tanto, tan sólo mira, es “sólo un cofre”…
- Drali, te pido por favor que no hagas nada estúpido como abrir el cofre, pues… bueno, no sabemos que podría pasar…
- Naaaa…tonteras no más…
- Drali, te lo advierto, no juegues con sosas que no comprendes pues no sólo condenarás tu integridad, sino que también la mía y quizás la de todo el Imperio…
- buu…eres una aguafiestas….

Luego me fui a la cocina a preparar algo de comer, mientras que Beste aún seguía leyendo sus extraños libros y cosas raras. Podían escucharse los susurros de la dragona, pronunciando palabras arcaicas y que pertenecían a lenguas muertas; el aire se tornó espeso por el vapor que salía del lavaplatos mientras yo lavaba unas ollas y utensilios de cocina.

- ¡Beste! ¿Quieres algo de comer?
- Sí, ¿me podrías hacer un sándwich con jamón, palta y quesillo?
- De acuerdo…
- Muchas gracias, amigui….

Mientras hago el sándwich, escucho a Beste recitar de nuevo un peculiar “cántico”, suave pero un tanto gutural, y de pronto el suelo comenzó a temblar fuertemente, un plato se cayó y quebró en mil pedazos, el miedo se apoderaba de mi cada vez más, y en la cocina todas las vajillas, vasos, platos, ollas y sartenes temblaban haciendo estruendo. Me dirigí con rapidez hacia donde estaba ella y quedé inmóvil, horrorizado ante lo que vi.
Una estela o “aura” brillaba alrededor del cofre, estaba además semiabierto y en la pared había un agujero con forma de una llave, Beste estaba en un trance, y levitaba sobre la mesa, boca abajo y con los ojos blancos; aún pronunciaba las extrañas palabras, toda la maldita escena parecía sacada de una película de horror; el papel tapiz de las paredes se rompía y las tiras comenzaban a girar entorno al cofre, los muebles, los adornos, todo se deshacía y rodeaba al cofre, comencé a sentir que mi cuerpo se hacía liviano, me afirme de la puerta de la cocina y comencé a levitar también, fue entonces cuando se escuchó una voz profunda, grave y gutural que tronó en toda la casa, y por un momento todo se quedó levitando sin moverse, yo podía observar con horror y piel de gallina como el cofre se abría completamente y de él salían como “rayos” azules, rojos, negros y blancos, cuatro en total, que destrozaban sin ruido alguno el piso de la habitación, luego los rayos se tornaron haces de luz y una esfera transparente, similar a una burbuja del tamaño de una pelota de basketball, salió del cofre, creando con las luces, rayos que giraban alrededor de ella como si fueran vendavales de una extraña energía. De pronto, un chillido insoportable se escuchó y todo cayó al suelo, Beste se despertó al caer, al igual que yo, pudimos contemplar como los cuatro rayos de luz, relámpagos de distinto color, de pronto se separaron de la Esfera de Aire y se convirtieron en esferas también, y luego ocurrió lo más extraño aún, las esferas desaparecieron y se transformaron en objetos que cayeron al suelo también, luego la “Esfera principal” explotó creando una onda de choque que hizo volar la casa entera y después escuchamos el cofre, cerrarse de golpe.
Beste y yo quedamos en el suelo, cubiertos por escombros, inconscientes, pero antes de cerrar mis ojos, pude ver como la mujer de pelo cobrizo cerraba el cofre, me miró y con su dedo índice me señaló que debía silenciar todo lo ocurrido.

Al despertar, todavía estaba debajo de los escombros, me levanté y ayudé a Beste a salir de ahí también, nos limpiamos un poco la ropa y fuimos hacia donde estaba el cofre; a su alrededor encontramos los objetos. Éstos eran una corona que cubría todo el cráneo y la frente, similar a la de un faraón o algo así. Un collar con un amuleto de metal azulado que tenía un “ojo” en su centro y relieves de símbolos arcaicos a su alrededor. Luego estaban las muñequeras que parecían ser parte de una armadura o algo así, eran de un color plateado que daba leves resplandores de color rojo. Y luego estaba sin duda, el objeto más particular, una especie de “falda” de láminas de metal, una sobre otra, y que además traía un pantalón debajo de ella que parecía ser de “mambula” o algo así, y era de color negro al igual que el extraño metal de la falda.
Recogimos las cosas, las pusimos dentro de una maleta que había tirada por ahí, y luego cargué el cofre hasta una parada de taxis-colectivos que había cerca: en mis bolsillos aún habían monedas, le dije al chofer la única dirección que se me ocurría hasta el momento, el departamento de mi novio.
Le pagué extra al chofer para que nos llevara lo más pronto posible a destino, guardamos el cofre en el portamaletas al igual que los “objetos”, nos subimos y se pudo oír el rápido acelerar del motor del vehículo, se impulso de golpe y partimos. A una rapidez increíble viajamos, yo iba tan aterrado que apretaba con fuerza a Beste, abrazándola hasta que en casi media hora llegamos al lugar. Busqué en mis bolsillos el dinero, le pagué al chofer, bajamos del auto y nos llevamos las cosas y el cofre hasta la entrada del edificio.
La tarde ya estaba por irse, y la noche venía con rapidez, llamé por el citófono a Anz, me dejó entrar, cargué el cofre y subimos en ascensor hasta su piso.
Toqué la puerta, salió de ella mi zorrito, me dio un beso suave en los labios y luego miró de reojo a Beste, quien lo miraba con rostro sumido en los celos. Nos invitó a pasar, cerró la puerta tras de nosotros y luego dejamos los “artefactos y el cofre” dentro de una habitación en la cual nos hospedaríamos por un tiempo, hasta comprender “que rayos era lo que estaba pasando”. Luego fuimos al comedor y nos sentamos a tomar un poco de café que Anz había estado preparando.

- ¿Qué les pasó a ustedes? ¡Por los Dioses, se ven horribles….!
- Bueno, verás amor, nos sucedió algo extraño en la casa, pues… es un tanto difícil de explicar…
- A todo esto, Drali, yo no recuerdo nada en todo caso, sobre lo sucedido, al menos hasta que vi aquellos resplandores… - decía Beste con rostro distraído.

Luego le explicamos la situación a Anz de forma mucho más detallada, conversamos horas y horas, luego se hizo muy tarde y decidimos que ya era hora de dormir.

- Muy bien, entonces… Drali…¿vienes conmigo a mi pieza? – me decía Anz, sonrojado y con una mirada coqueta y festiva en sus ojos.
- Pues…. Yo….erh – entonces sentí como Beste me pisoteó mi pata, haciendo así que yo diera un gran aullido de dolor.
- ¡Pero qué rayos te pasa, dragona estúpida! Recuerda que sólo soy un lobo, no puedo dormir contigo así nada más, ustedes son peligrosas… - le dije un poco enfadado, viendo cómo se le ponían llorosos sus ojos y cómo se iba a su respectiva habitación.
- ¿Vamos, mi lindo? – me dijo Anz.
- ¡Vamos! – le respondí con aparente entusiasmo…

Nos dirigíamos a la habitación cuando fue que sentí que de verdad Beste necesitaba mi ayuda, así que le susurré a Anz que hoy dormiría con ella, porque de verdad se veía muy triste y asustada. Aunque yo estaba más asustado pues las dragonas o algunas de ellas son conocidas por comerse a las demás especies; ese pensar me aterró un poco, pero me armé de valor y fui hasta su pieza. Ella media como dos metros y diez centímetros, una estatura y cuerpo “formidables”, muy bien dotada y todo eso…

- Beste, vine a ver como…. ¡aaarrrghgh! ¿qué haces? – apenas entré en el cuarto, me envolvió con su larga y gruesa cola, dejándome acurrucado cerca de su vientre, la puerta se cerró y quedé atrapado en esa peculiar situación.
- Creo que esto fue una mala idea, mejor me voy, ehh… Beste…¿podrías soltarme?
- ¡Nuuu! ¡Un quiero soltarte lobito! ¡Estás calentito y tu pelaje está tan suave…! – Comenzó a lamerme mis orejas - …mmmm… también “sabes muy bien”…-me dijo susurrándome. En ese momento me aterré y lo peor fue que no me salía el grito. Ella me miraba como si tuviese hambre o algo así…

Al otro día, el sol amaneció con una claridad extraña, todo el lugar estaba iluminado; yo desperté, por extraño que parezca, con mi “colita” dentro del gran hocico de Beste, y con mis manos sobre sus pechos; me exalté y di un brinco hacia un costado de ella, asustado, intenté no recordar lo que sucedió anoche, pero no hubo caso. Podía ver las huellas en la pared de que algo violento había ocurrido, me di media vuelta, me vestí, aún era temprano, así que fui a acostarme con Anz. Él aún estaba dormido, le dije susurrándole en su oído, cosas lindas, luego lo abracé y pude conciliar el sueño como si nada.
Comencé a tener los sueños más extraños. Soñaba que de pronto estaba en una torre, la cual estaba sobre un mar de nubes; me veía a un espejo dentro de la torre y podía ver a un extraño ser, mitad lobo mitad dragón, de escamas y pelaje oscuro con rayas rojas, blanca y azules que creaban extrañas líneas en mi cuerpo; lo que más me llamó la atención era que traía puesto “los artefactos” que habían salido del cofre. Luego podía sentir que una gran fuerza remecía la torre y la partía en dos, se abrió una grieta en el suelo, y caí a un abismo sin fin. Luego desperté, sudado y temblando, sentí un repentino abrazo de Anz, lo cual me ayudó a tranquilizarme más.

- ¿Qué pasó, mi lobito?
- Pues…uhh… ¡agh!…tuve un sueño horrendo.
- No te preocupes más, aquí estoy yo para protegerte…
- Gracias Anz, me haces sentir mejor…

El día martes 4 de enero, otra vez desperté con el extraño sueño aún en mi recuerdo, pero esta vez, cuando caía en ese abismo, yo podía desplegar unas alas gigantes y salir de todo ese caos, luego podía vislumbrar lo que parecía ser la ciudad de Lyrgrux cuando aún no era destruida. A medida que planeaba entre las numerosas torres, obeliscos y palacios de la ciudad, de repente me detuve sobre una gran escalinata que llevaba hasta la cima de lo que parecía ser un “zigurat” o una especie de “pirámide”. De ahí me percaté que no era el único semidragón de ese extraño lugar. Entonces pude percatarme de que en realidad, los antiguos habitantes de dicha ciudad eran de una raza extinta de seres mitad dragón.

Luego de despertar, me levanté de la cama aún pensando sobre esos extraños sueños; la pieza de Anz tenía la ventana con las cortinas, por tanto estaba en la oscuridad absoluta. Me dirigí al baño, me lavé un poco la cara sin mirar al espejo siquiera, luego comencé a estirarme un poco, de pie, tratando de relajar la tensión que tenía en los músculos de mi torso; sonaban de vez en cuando uno que otro hueso. Luego me percaté que Anz se estaba despertando de a poco, fui hasta donde él y le hice un poco de cosquillas sobre su vientre, nos reíamos un rato y luego él se levantó.

- Te traeré el desayuno lindo – me dijo, acariciando mi hocico con una de sus patas.
- Bueno, vaya no más, aquí te espero…
- Y otra cosa, Drali… cuidado con la dragona – decía riéndose un poco.

Mientras esperaba me tendí sobre las sábanas y dormité un poco, mientras sentía el traqueteo de los utensilios de cocina, cuando Anz preparaba el desayuno.
En eso, aparece nuevamente el zorrito, con una bandeja en sus patas, la deja encima de un velador que estaba a un lado de la cama, después fue hasta la ventana y corrió las cortinas y abrió la ventana para que entrara aire fresco, se dio media vuelta y dio un gran alarido.

- ¡Ahhhh! ¡Drali! ¿Qué te pasó?
- ¿Qué? ¿Qué pasa Anz? ¡Dime!
- ¡Beste, ven rápido por favor, apresúrate!
- ¿Qué pasa Anz…? ¡Ahhhh! Drali, ¿qué te pasó?
- ¿Por qué nadie me explica que es lo que está pasando aquí? – dije con tristeza y frustración.
- Pues, anda al baño y mírate al espejo…

Corrí hasta el baño, abrí la puerta, la cerré con pestillo y vi mi reflejo en el espejo. Quedé horrorizado, pues mi torso tenía los mismos tatuajes que tenía en el sueño, mi pelaje se había vuelto aún más oscuro y tenía también escamas y cuernos; me di cuenta entonces, que mi cuerpo era igual que en el sueño que tuve, e incluso tenía mis alas, alas como las de un oscuro dragón. Además, Beste mencionó que los “artefactos” comenzaron a destellar de nuevo…

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