lunes, 14 de septiembre de 2009

Sin mirar atrás...

Ves en restrospectiva, ¿qué es lo que observas de tu vida ya pasada?
Como si hubiese sido ayer, los recuerdos en la carne viva quedan,
cicatrices del acontecer que ha pasado por nuestro cuerpo,
tiempo cambiante, cíclico a veces, tan único en otras oportunidades,
el sentir que dicho tiempo te llama, que lo anterior fue mejor que lo presente,
no sé que decirte, es tan tedioso recordar las palabras, la mente sigilosa va,
la mente sigilosa viene, como si fuera un felino poco domesticado.

El propio pensar cambia con el pasar de los segundos, perspectivas cambiantes,
sensaciones distantes, un mundo nuevo de estímulos se abre con cada minuto,
y creer que algunos dicen: "no vale la pena vivir".
Qué clase de mentalidad es esa, me pregunto absorto mientras intento leer,
libros viejos y que se llenarán de polvo una vez dejados de lado.

Hace un poco atrás, en lo temporal, yo era tan frágil, sigo siéndolo incluso,
pero en dicha época, mi débil temple, poca seguridad, inferioridad egocéntrica,
todo lo dicho y hecho para poseer una vida miserable, pero no fue, en parte, tan así,
los amigos son una gran cosa, ayudan mucho, te sirven también, les sirves, etc.
No dejes que el tiempo y el olvido se los lleve a ellos también, son una de las pocas cosas que valen la pena en esta vida.

En específico, hay un todo absoluto del que nadie tendrá desacuerdo, y será en que el tiempo no pasa por las venas inquebrantables del amor único y verdadero, aquel regalo divino, del Vacío al Todo, te llena, te da dulzura, licor mentolado de éxtasis meláncolico-relajante, entumece tus sentidos, te vicia, te envuelve, te adormece, despierta. Somos seres que conocemos las cosas por contrarios o por lo que no es un objeto, pero esta concepción estelar, cósmica casi de placeres semejantes a los de Venus Ilegítima misma, nos hace hijos de la Madre Naturaleza, miembros de un gran reino de seres vivientes, ninguno es mayor o inferior, somos iguales, quieras o no, hasta un pequeño saltamontes como uno, puede ser más grande que un propio emperador sacro-románico.

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