martes, 8 de septiembre de 2009

Decir más que un corazón en ti...

Latidos, un palpitar extravagante que sumerge de tu espíritu
en el incesante bramar de palabras sin sentido coherente
sin una racionalidad para poder analizar, más que el crudo observar
del amor que se abre frente a ti, como un rosa tan roja
apasionada y tan grácil, un cliché de los enamorados
una escena tantas veces multiplicada, nulas veces vista
pero en demasía conocida, pues ver y observar son dos cosas
que dista una de la otra, sin siquiera darte cuenta.


Ese sonido sordo, tú sientes que ahi se forma esa vida, el amor,
el torrente de la sangre acumulada y tan acelerada por tu cuerpo,
va y viene cuando se le plazca a ese aparato como independiente fuese,
sagrado es pues, mantiene la vida circulando por tu ser, organismo vivo,
conciente de su propia existencia y pensar, tan sólo concebirlo nos cambia,
nos sentimos abrumados de tanta profundidad en nuestro ser, un abismante lugar,
sentimientos una y otra vez, vienen y van de una parte a otra,
como si conciencia tuviesen, pero que añoras tanto, cuando éstos se esfuman,
con la partida de tu amgo, o el quiebre de tu pareja, quizás seamos seres vivos,
pero esto no nos quita en sentir de que alguna vez,
estamos muertos a pesar de el incesante altir de neustro corazón.


Cambia esa perspectiva de la propia realidad rodeándonos, envolviéndonos,
como brazos infinitos y tan abrasadores, nos ahogamos antes de hacerles frente
como pequeños cobardes, nos sentimos superiores destruyendo otros, pero no,
no osamos en despedirnos con prisa y algo de amargura para correr,
en búsqueda de un refugio donde nadie nos encuentre, ni siquiera el cruel tiempo,
ni el crudo vivir, acontecer de cada día, por letargoso que sea, estamos condenados,
a vivir esto, pues fue el castigo de un dios caprichoso, o de una oligarquía divina
que nos domina como marionetas, con hilos indivisibles e invisibles;
es el castigo por haber nacido con el poder de cuestionar, incluso
hasta el propio existir vuestras extrañas experiencias.

No hay comentarios: