viernes, 10 de julio de 2009

....Zetharecorn...

Ya han pasado unos tres maravillosos meses donde la alegría por fin a tocado mi corazón oscuro y tan frío, siento en verdad el amor como un aire espeso en mi pecho, que me llena y me hace vibrar de una repentina emoción. Mi pequeña gatita, mi hermosa niña, yo me declaré a ella sellando en sus labios un ardiente beso debajo de un árbol, en un día soleado de Viña del Mar, simplemente la ciudad perfecta para este tipo de cursilerías a las que yo tenía tanto asco en un tiempo pasado.

Así terminan los días del Demonio oscuro, para dar pie a los días de un Ángel ilustrado, una resurrección en luz de la parte más profunda de mi ser, aunque aún existe ese demonio turbulento y que nunca encuentra sosiego ni con la muerte más trágica, pero algo tan ínfimo, algo tan superfluo y paradigmático a veces, como lo es el verdadero amor, domina esta entidad, la veta, la prohíbe, un control incluso mayor en mí crea esta preciosa criatura, Naetaliel.

Sin pensarlo le di un beso, sin pensarlo quedé como un queso, todo agujereado con su hermosa simpatía y la noble empatía me hacen que escalofrío recorra mi espina y con brío llegue a una esquina, de una avenida de ensueño, en la que cerezos en flor y sin dueño crean su espectáculo con el viento, esa danza que implora por una pareja y explora el mecer de lo poco de cabellos que adornan mi aguda cabeza, al contrario de esa suertuda piel, casi color miel, en la cual vive mi bella Naetaliel.

He quedado casi sin palabras, una niña me ha completado, como un cubo de Rubik que no tenía simetría, me ha ordenado, le otorga un sentido a mi vida, ha hecho que yo deje el dolor producido por cariños no correspondidos del pasado, me entregó su corazón sin pensarlo, sólo pidiendo el mío a cambio, y yo iluminado y enamorado le dije: "si mi amor, quiero estar a tu lado..."

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