A pesar de todo lo vivido y experimentado, aunque suene redundante, lo pasé bien junto con mi dulce y hermosa princesa Neko_xan en su hogar ubicado en Melipilla.
A pesar de que los deberes diarios eran cosa de mover de un lado a otro o servir cosas en un plato, lavar ropa y colgar, secar, y etc. no pude dejar de pensar que de cierta forma ella no sentía su corazón vivir o siquiera bombear sangre al resto del cuerpo, como si fuera una verdadera muerta en vida, ya que funcionaba, o en lo que yo percaté, de forma automática sin siquiera darle una orden ella ya lo hacía.
Sentía que se aprovechaban de ella por ser tan servicial, y lamentablemente tan fácilmente manipulable, cosa que intento corregir en ella.
Sentí u alivio tremendo cuando ella me decía que quería irse, se había acostumbrado muy bien a la vida de la ciudad, era toda una cosmopolita en el campo, no había nada que hacer allí salvo aburrirse con tonteras de Telecanal u alguna otra cosa como un gallo comiéndose un gato.
El frío atroz que hacía en ese lugar era insoportable, podrías ponerte tres pares de medias o dos calzones como ropa interior y aún así el helado hielo de la escarcha matutina se las ingeniaba para hacerte crujir los huesos y resecarte el rostro una vez que lo muestras a la frágil luz del sol.
Nunca más pienso ir de nuevo a Melipilla...
Al menos, ya no tengo intenciones de hacerlo.
Pero el destino puede darme otro golpe...
No hay comentarios:
Publicar un comentario