viernes, 10 de diciembre de 2010

~ Aioxdemiöcten ~

Por fin, la letanía de estar amarrado y sentado a un lugar ha terminado,
ese lugar tan tedioso y horrendo, neo-gótico, tan frío y lúgubre
queda atrás, donde los atardeceres comienzan y donde el mar comienza a desvanecerse
tan sólo el hecho de que puedo ahora respirar sin permiso, me causa una sensación extraña y tan diversa, en todo ámbito de cosas, mi corazón se siente en paz,
la rabia que he tenido este semestre, tanta experiencia terrible y que me ha hecho sufrir tanto, dolor y agonía de mi cuerpo torturaron segundo a segundo mi ser,
un juego cruel de quienes piensan ser dueños de tu vida, peor aún,
dueños de tu psique.

Como si un elfo encontrara un árbol sagrado, así se siente el alumno esperanzado cuando las puertas se abren, la luz del exterior entra de lleno y una suave brisa acaricia su rostro, pálido, demacrado y febril ante tanto mandato y ascesis diaria,
los alimentos no son los mismos, el agua sabe a suciedad y tanta corrupción,
el ambiente se vuelve pesado y el cielo se cae encima tuyo, sólo hay una palabra que describe tanta miseria y descontrol: el Exámen.

El consorte, mi conforte además de que es una Guardián de mi Llama interna, tierna mujer de sonrisa felina, tanto cariño y deseo presentas por mi ser, siendo que la vida nos ha tratado tan duramente y nuestros cuerpos, una vez hermosos, ahora deformes y caídos en la avaricia y gula tan inconmensurables que el descontrol acecha en cada rincón de nuestros pasos, las habitaciones se estrechan, los ojos se nos cierran en soledad, y entre tanta oscuridad vienen las sombras, aquellas que juzgan y terminan por calificarte, te observan de forma tan fría, los nervios te traicionan, las piernas tiemblan y tu mente queda en blanco, entonces sabes que has fracasado, pero aún no es tarde para levantarse y luchar, pues al final de nuestras vidas nuestro deber último es haber encontrado la Gloria Eterna, aquella que nos hará vivir en el recuerdo de miles de seres en este mundo.

Aiox, dios del descanso y la vida en armonía, desde tu nacimiento en las altas montañas que descienden a valles de verdes prados, conmoviste a héroes y tantos ciudadanos, levantaste ciudades completas y ofreciste protección a quienes más vulnerables estaban, un libertador de la opresión y las dificultades que otros te imponen, nunca te alejes de nosotros, déjanos estar en tu manto sagrado, en tu tibia cama y dormir cuando nuestra hora de dejar este mundo, llegue.

Demiöcten, la victoria alzada desde lo profundo de los abismos, aquella luz entre las sombras cuando todo tu alrededor es adverso y lleno de tantos desafíos, cuando las posibilidades están en tu contra, tú, diosa caída desde el Averno del Árbol de los Universos, llegaste para poder brindarnos aunque sea una pequeña señal, una pizca de sentimiento y paz cuando más lo necesitemos, tú eres el relajo después de la sangrienta guerra, el silencio en las necrópolis, la armonía en los bosques y alejas así al Zeiözecten, dañino y perverso, la derrota absoluta y tu muerte segura en manos de quienes osan consumir tu alma en redención.

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